miércoles, 6 de noviembre de 2013

¿Quién está detrás de la carta firmada por Garzón para hacer daño a Izquierda Unida?


Valenciano y Rosa Aguilar planearon en julio la carta abierta firmada por Garzón.

La carta abierta a la Conferencia Política del PSOE firmada este domingo por Baltasar Garzón, varios exdirigentes de Izquierda Unida y otras personalidades como Pilar del Río o el rector de la Complutense, José Carrillo, empezó a gestarse el pasado mes de julio en una reunión de Rosa Aguilar y tres antiguos compañeros de IU con la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano.
El encuentro tuvo lugar cerca del Congreso de los Diputados y acompañaban a Aguilar tres compañeros de antigua militancia en las filas IU: uno de sus colaboradores en el Ministerio de Medio Ambiente, Pedro Antonio Ríos, que fue asesor también de Alfredo Pérez Rubalcaba en Interior y coordinador del grupo parlamentario de IU entre 2000 y 2008; Rubén Fernández, secretario de Organización de Izquierda Unida con Gaspar Llamazares, y Félix Taberna, excoordinador de la coalición en Navarra entre 1992 y 2004. El encuentro con Valenciano, orquestado a través de la exalcaldesa de Córdoba, surgió de su propia iniciativa y a nivel particular, sin querer arrogarse ninguno de ellos la representación del colectivo Izquierda Abierta que lidera Llamazares y en el que militan varios de ellos.

Es más, el encuentro se organizó a espaldas del propio Llamazares.

Parece evidente que los sondeos que conocemos no son los reales. Muy probablemente el bipartidismo está cayendo en picado mucho más de lo que se nos da a conocer. En ese contexto y ante unas hipotéticas elecciones, europeas las más próximas, Izquierda Unida supone un gran problema para el PSOE, partido comprometido con el sistema y que, ahora, ponen en marcha, y no será la única, operación de imagen para darse un barniz de izquierda que nunca han practicado. 
La operación  ’Garzón’, ideada y organizada con sigilo y a espaldas de los dirigentes de Izquierda Abierta e Izquierda Unida, expresa no sólo el nerviosismo  de esta ala del bipartidismo que nos ha gobernado desde la transición. Es también un acto desleal, indecoroso y falto de la más mínima ética, aderezado con un cierto calor mediático y con el objetivo de dañar la imagen de Gaspar Llamazares y de Izquierda Unida.
Atentos, porque no es la primera ni será la última treta de quienes quieren seguir agarrados al asidero del poder político,  habrá más ataques ‘inteligentes’ a la única fuerza política de izquierda que teme el bipartidismo y los poderes fácticos: una Izquierda Unida inmersa en la construcción de un gran bloque alternativo, anticapitalista que pueda cambiar el rumbo neoliberal de este Estado.

No hay comentarios: