Compañeras y compañeros,
Cincuenta años después del asesinato
del Che en Bolivia es sorprendente que, a pesar de todos los esfuerzos del pensamiento
dominante, la figura de Che no haya logrado ser eliminada del imaginario
colectivo de la juventud. No obstante, la reducción del Che a un mero símbolo,
a una mera figura quijotesca o a lo sumo a un personaje aventurero o romántico
sería una desnaturalización de su vida y pensamiento reales.
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