Si en 2016 Garzón se enfrentó a otras listas, las afines a Cayo Lara y Gaspar Llamazares, ahora el panorama es diferente y apunta a una candidatura única
Alberto Garzón llegó al escaño en diciembre de 2011 porque IU necesitaba un guiño al 15M. La irrupción de Podemos en 2014 dejó a la organización de Cayo Lara al borde de la desaparición, que se salvó con una campaña el 20D encabezada por el propio Garzón. Seis meses después, llegaba a la coordinación en una Asamblea en la que superó a las candidaturas apoyadas por el propio Lara y Gaspar Llamazares, dos excoordinadores: hoy Llamazares está fuera de IU y Lara, apartado de la primera línea política.
La situación en IU ahora es diferente a la de 2016. Se ha superado el riesgo de la desaparición, pero tampoco parece haberse logrado la ambición de la superación de IU y la conformación de un nuevo bloque político y social. Sin embargo, el liderazgo de Garzón, ministro de Consumo, es aún más claro que entonces en un momento en el que el PCE ha vuelto al Gobierno después de ocho décadas.
"Estamos viendo que después de 3 o 4 años duros en procesos electorales, de una incertidumbre política enorme, con una IU que había sobrevivido en 2015, todos los procesos de unidad popular, los ayuntamientos del cambio, todos esos procesos han pasado y ahora hay un clima positivo para una asamblea con un gran acuerdo político, con un marco", explica el secretario de Organización de IU, Ismael González.
Si en 2016 un elemento de tensión era la confluencia con Podemos, discutida por los afines a Lara y Llamazares, "en esta fase la confluencia no está en cuestión", explica González. "Como herramienta de mejora para las familias trabajadoras, la unidad puede conseguir victorias y mejorar las condiciones de vida de la gente. La unidad no está tan en cuestión. La gente sigue apostando por una IU fuerte dentro de Unidas Podemos fuerte. Seguir fortaleciendo IU para fortalecer UP. Que podamos tejer redes, mejorar la unidad, los cauces de participación y reforzar las organizaciones", añade.
Sin embargo, hace cuatro años se dibujaba un horizonte de algún tipo de unidad orgánica con Podemos que no se ha producido: "No hay horizonte de unidad orgánica con el resto de actores. Hay una coalición de ámbito electoral con potencialidad y elementos que mejorar en cuanto a la participación y los cauces democráticos. Anguita lo decía el otro día en eldiario.es. No tenemos miedo al debate, unidad orgánica, frente amplio... es necesario un proceso unitario, no hay límite en
el debate. Es verdad que no se está planteando la unidad orgánica".
El próximo 22 de febrero, en la Asamblea Política y Social, se hará la convocatoria formal de la Asamblea, que "se tendrá que celebrar a partir de tres meses después, entre el 5 de junio y el segundo fin de semana de junio".
Así las cosas, la Asamblea se presenta con la posibilidad de una lista única, algo que no pasaba desde la que ganó Cayo Lara, en diciembre de 2012: "Habrá un proceso en el que participa la pluralidad de IU con las federaciones, los partidos... con una mesa para trabajar el documento y la lista de la candidatura", explica González.
Hace dos años el PCE, principal partido de IU, eligió secretario general a Enrique Santiago, abogado de larga trayectoria de lucha por los derechos humanos, contra la corrupción, firme defensor de la confluencia con Podemos, interlocutor en los acuerdos para el Gobierno de coalición y ahora portavoz adjunto Unidas Podemos en el Congreso: "Hay sintonía una total sintonía entre Alberto y Enrique, entre las personas que lideran tanto en el gobierno como en la institución y organización. Hay gran entendimiento. Hay trabajo asentado con el PCE y el conjunto de partidos, ha sido la dirección que más ha respetado a los partidos. La relación de Alberto y Enrique es fuerte y buena, tienen que compaginar el trabajo del Consejo de Ministros con la institución".
Así, la Asamblea no sólo se presenta de unidad, sino de unidad en torno a un liderazgo que nadie cuestiona, el de Alberto Garzón: "Veo Alberto con ganas y con mucha fuerza para el nuevo periodo. Decían que era el coordinador que iba a disolver a IU, y la ha llegado a reflotar y ubicarla en el Gobierno del país. Es una decisión personal que hay que valorar, pero está fuerte y tiene ganas".
¿Debe buscar IU un perfil propio en el Consejo de Ministros al margen de Unidas Podemos? "Hay que hacer como en las candidaturas municipalistas: primero es gobernar para el conjunto del país. Lo que tienen que hacer los ministros de Unidas Podemos y de IU es ser un referente de trabajo y político. Con eso es suficiente. Aunque es obvio que el hecho de que Alberto sea ministro, visibiliza que está IU en el Gobierno. Ahora toca trabajar y no tanto mirar a las organizaciones o si se sale más o menos en la tele", explica el secretario de Organización de IU.
¿Cómo repercutirá en IU como organización estar en el Gobierno? "El de IU era un papel de organización resistente, de dignidad de la izquierda, de los trabajadores y trabajadoras. La organización tiene que aprender a ser gobierno, priorizar sus objetivos. No tiene sentido discutir de pequeñas cuitas internas cuando está en riesgo conseguir mejoras como el SMI, la revalorización de las pensiones con el IPC, los alquileres, casas de apuestas... etc... Esos retos hacen que prioricemos objetivos. Es importante adaptar la organización, y debatir de lo que interesa al país, hay que entender cómo participamos del gobierno, como la militancia sostiene el esfuerzo del gobierno".
¿Qué plantean para reforzar la organización? "Conexión de la sociedad en la calle y reforzar la organización, podemos tener problemas. El Gobierno ha de funcionar, y hay que tener apoyo social, ampliar la base social y hacerla más sólida. Es a lo que me tengo que dedicar".
Una participación en el Gobierno que generaba dudas en la dirección de IU, pero que fue refrendada muy mayoritariamente por la militancia en las diferentes consultas: "La experiencia en Andalucía también ha marcado a la militancia. La primera consulta no estaba claro que fuera a estar IU en el Gobierno, la primera vez fue el 70% con menos participación de la segunda, en la que ya estaba IU.
Ahí vimos que los temores de la dirección no eran las mismas que las de la militancia. Lo tenían más claro, lo entendían como un proceso imprescindible, ilusionante, útil para cambiar la vida de las personas. El segundo referéndum fue por más del 75%. Eso nos hizo reflexionar y entender que había que aprender de los cambios que había en este país. Tiene que ver con el fin del bipartidismo, lo que salió de la Transición. La pluralidad política actual también nos ha enseñado a nosotros. Y la ciudadanía vota para que incidamos en las realidades concretas".
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