jueves, 22 de septiembre de 2016

LA DIRECCIÓN FIJA UN CALENDARIO CON CINCO FASES

IU se da de plazo hasta 2019 para crear un “nuevo espacio político”

MIGUEL MUÑOZ | Publicado:  - Actualizado: 11:49
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Garzon
Alberto Garzón, coordinador de IU, en su primer discurso en el cargo durante el final de la XI Asamblea celebrada a principios de Junio. / José Camó (IU)
La nueva dirección de IU, encabezada por Alberto Garzón, continúa trabajando en su objetivo, ya aprobado en la XI Asamblea, de “construir un nuevo movimiento político y social” o “nuevo espacio unitario que “supere a la actual IU”. Esto, de momento, es sólo un planteamiento teórico pero que pronto se pondrá en práctica. Para ello se ha elaborado un plan estratégico que incluye varias fases y un calendario. En el borrador del documento, al que ha tenido accesocuartopoder.es, se fijan 5 etapas principales que culminarían entre enero y marzo de 2019 con la “construcción del espacio superador y el desborde”. Estos documentos tienen que ser aún debatidos y ratificados este próximo sábado 24 en la asamblea político y social del partido. Entre las definiciones que se incluyen de este nuevo espacio se encuentra la siguiente: “Un nuevo espacio, Bloque o Plataforma político social plural que se articule y organice internamente, desde la deliberación y las metodologías participativas, sobre tres ejes fundamentales: la concienciación y movilización social, la elaboración política y la propuesta electoral común”.
Los objetivos de este proceso son, según el documento elaborados por la dirección, entre otros “vincular la organización a los conflictos sociales y laborales” y “resignificar la marca de IU para vincularla al imaginario rupturista evitando la asociación con el régimen”. La primera fase, que comienza ya en este mes de septiembre y se prolongará hasta final de año, se denomina “de pedagogía interna y creación de herramientas”. Según IU, esta fase “debe de servir para hacer pedagogía en torno al nuevo ciclo que se ha abierto en IU y la adhesión de las bases a la estrategia emanada de la Asamblea”. También para “calentar motores, tensionar a la militancia en torno a campañas políticas unitarias con carácter movilizador” e “ir desarrollando las nuevas herramientas organizativas y de intervención política y social”. En definitiva, implicar a las bases. Paralelamente también se plantea la identificación de actores y posibles alianzas. Es decir, realizar un mapeo de organizaciones, movimientos, redes y temas potencialmente sensibles y establecer un calendario de encuentros para explicar sus objetivos, intercambiar opiniones e iniciar el diálogo sobre la construcción de espacios de movilización unitarios.
La segunda fase, fijada entre enero y septiembre de 2017, es la de “espacios comunes”. El objetivo será ya profundizar en el contenido y en los acuerdos y la construcción y fortalecimiento de esos “espacios comunes”. Se determina aquí la posibilidad de llegar a acuerdos bilaterales y establecer de forma más concreta la relación dialéctica entre IU y “la calle”. En este sentido una de las tareas es articular redes de activistas para aliarse con distintos conflictos sociales. También será el momento de establecer ejes programáticos con propuestas concretas. La fase 3 llegará entre octubre del año próximo y Julio de 2018 según el calendario. Es el ecuador de la “gestación del nuevo sujeto” y el comienzo del cumplimiento de esos acuerdos de forma unitaria en todos los espacios constituidos en IU y fuera de ella. Es decir, “empezar a constituir un nuevo bloque movilizador en torno a los acuerdos adoptados en la fase previa desde la autonomía y la diversidad de las organizaciones presentes”.
Entre septiembre y diciembre de 2018 llegará la cuarta fase, de “evaluación de acuerdos y establecimiento de objetivos comunes”. “Tenemos que hacer evaluación de los objetivos marcados con todos los actores externos e internos sobre la materialización del trabajo y poner en valor los resultados obtenidos, los avances, las resistencias, la coyuntura política y que toda esta reflexión colectiva nos sirva como punto de partida para forzar como resultado la superación de IU hacia un nuevo sujeto político y social. La constitución del bloque unitario para pasar a la ofensiva en los dos próximos años”, apunta el documento. Por último, llegará la fase 5, la de la concreción. “Debemos de plasmar la necesidad de un espacio unitario que consolide un nuevo sujeto nacido en un proceso de dos años y cuyo objetivo se materializa en la Ruptura Democrática”, concluye y sintetiza el texto.
Por otra parte también se presentará el sábado para debate el Plan de Acción concreto para 2016-2017. En este documento se fijan los objetivos de todas las áreas de la organización que cada responsable ha elaborado. Por ejemplo, en el ámbito de la secretaría de Organización se pretende la implantación de medidas que permitan a IU “avanzar en la democracia participativa” con aspectos como la planificación, la evaluación, la rendición de cuentas, los referéndums, las primarias y otros mecanismos. Respecto a formación, destacan la necesidad de formar ideológicamente a la militancia en el ecologismo, el feminismo, el republicanismo, la memoria histórica y las nuevas relaciones capital/trabajo, entre otros.
Respecto a las tareas sobre comunicación política, IU pretende “defender y potenciar la identidad” del partido a través de las redes sociales, “mejorar la imagen del partido para hacerlo más atractivo a la clase trabajadora” o “garantizar la visibilidad de IU y sus dirigentes en los medios de comunicación”. Los objetivos del área de “estrategias para el conflicto” apuntan a “emplear la organización presente en el conflicto para extender conciencia de clase y tejer relaciones sociales que conformen la base de un nuevo sujeto político” por un lado. Por otro, “estudiar pormenorizadamente la composición de clase de nuestro país”.
Garzón rechaza las derivas de la izquierda que “feticihizan” los discursos
Este Plan de Acción incluye también una introducción política firmada por Garzón. En ella, el coordinador reitera la apuesta por una “ruptura democrática”, es decir, “la impugnación del sistema político al mismo tiempo que la impugnación del sistema económico”. Para Garzón, el parlamentarismo y la actividad institucional se convierten no en fines en sí mismos, como hasta ahora la inercia organizativa había fomentado, sino en “un instrumento más para extender la conciencia de clase”. “Eso supone emplear nuestra presencia institucional como voz de denuncia de los propios límites del sistema parlamentario actual, y como altavoz de la opresión y explotación a la que el sistema económico en su conjunto sume a la clase trabajadora”.
Critica el nuevo líder de IU que su organización ha pecado “de no ejercer por parte de los dirigentes un ejercicio de rendición de cuentas ante la militancia”. Además, considera que se han interiorizado y practicado las peores formas del parlamentarismo en el propio seno de la organización, “con la existencia de cupos, familias o corrientes pactando en virtud de su posición de fuerza cuantitativa y no a partir de debates ideológicos”. “Es momento de iniciar métodos y prácticas nuevas que den voz y poder de decisión a la militancia, al mismo tiempo que permitan adaptar nuestra organización a los contornos de un movimiento político y social”, añade.
Respecto al proyecto del nuevo movimiento político y social, Garzón explica que nuestro país requiere un nuevo proyecto, “nacido de la ideología socialista, que sólo podrá poner en marcha una organización caracterizada por la radicalidad democrática y por su capacidad de ser conflicto social”. En esta construcción, “lo relevante es el proyecto político” y no tanto “la suma cuantitativa de actores que lo conforman”. “De ahí que para nosotros no sean relevantes las disputas orgánicas en el seno de los partidos y movimientos aliados sino más bien el proyecto político que, en su conjunto, cada organización aliada defiende”,afirma. En ese punto pretender centrar la atención aunque eso no significa que no les preocupen “aquellas derivas en la izquierda que fetichizan los discursos hasta desconectarlos de cualquier base material o aquellas otras que tienden a refugiarse en la marginalidad autorreferencial de la liturgia y la autocomplacencia”.

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